Me está causando cierta sorpresa las manifestaciones que descubro están manifestando ahora tras el fallecimiento de The Prince,
son ya varios los artistas que en pleno concierto dedican unas
canciones, unas palabras, unas notas, una imagen y sobre todo un enorme
respeto al músico.
Ante la sorpresa de que hasta ayer era casi uno
mas en la larga colección de artistas que tiene su aquel icono, su
imagen, su sello, sus formas y sus manías fácilmente reconocibles,
porque no decirlo, se consideraba como no prescindible o imprescindible
según como llegara a sentir o interpretar su música o entretenimiento.
Si hace unos meses fue David Bowie
que también nos dejaba en seco, que por cierto tampoco se ha esperado
mucho después del otro malogrado nombre llamado mas a temas de oscuridad
Lou Reed, estamos llegando quizás a una etapa que
cuesta aceptar, cuesta entender y sobre todo cuesta asumir de una forma u
otra que esto se va "plegando", se va cerrando o consumando y
se van dando por terminadas los ciclos, los autores, las canciones y las
temporadas famosas de sus estilos musicales.
Es indudable que
músicos y cantantes que han sido de larga batalla están ahora dando
claras muestras que a todos hay que dar el respeto necesario, pues saben
muy bien que el día de mañana pueden ser ellos mismos los que no puedan
levantar ni reproducir una nota mas. Claro siempre que sus respectivos
egos lo permita, o tristemente hasta las casa discográficas lo exigen
mutuamente, deben cuidar y manifestar que esta sección y este selectivo
club de personas que viven de, con y por la música va llegando a otros
fines, otras metas y sobre todo otras realidades irrefutables.
Otros
detalles u otro debate que me genera estos días con la composición
musical es comprobar la calidad y generación que estamos convalidando.
Si bien son muchos los que lloran, han llorado y pronto llorarán por
figuras que han representado tanto incluso por tantos temas, incluidos
los de protesta, los tantos diferentes estilos de rock, los géneros tan
variados en sus posibles acústicas y los estilos tan creativos como han
podido improvisar o estudiar en sus diferentes estudios, que incluso los
músicos nuevos actuales (si es que se pueden llamar así) lo
van a tener bastante difícil conseguir resultados similares. Ni se
presenta ni se valora ni se otorga la misma facilidad como la misma
valoración, con el imperativo de ser o mejor dicho comprobar el
beneficio o mejor dicho el reclamo y la reacción positiva por aquello se
expresa o se siente por la música.
Nada que ver con los éxitos
comerciales, nada que ver con los medios publicitarios, nada que ver con
las oportunidades creadas antes de saltar al estrellato, ni nada que
ver por el reclamo de la buena autenticidad como la buena calidad, y
sobre todo talento que de verdad ofrecer una y otra vez sin perder ni un
ápice de ilusión, entusiasmo y entrega a todo público en todos los días
de la semana y bajo cualquier circunstancia o influencia de entorno. No
hablemos pues lo que es la pasión por el sonido, por la melodía y por
la composición, sobre todo por la manifestación aquella que con sanas
palabras no se puede alcanzar ni manifestar, pero con instrumentos u
otras herramientas si se puede vislumbrar o imaginar en modo real lo que
se trata alcanzar.
Por otro lado no hay que olvidar como eternos
guerreros de la guitarra aun con todo el historial, beneficio y riqueza
acumulada en sus años gloriosos siguen dando batalla, siguen subiendo en
escenarios y siguen dando sus versiones, reciclando melodías y
ofreciendo espectáculo, animaciones y sobre todo experiencias nunca
prescindibles, mas al contrario muchas veces imprescindibles para
cualquier público, cualquier espectador interesado en sentir, vivir y
experimentar que en otro modo y medio no podría alcanzar ni imaginar.
¿La generación de los 70, 80? Que importa su nombre, lo que importa es que se nos va, se nos escapa, ¡¡puta madre!!
Bruce Springsteen, David Gilmour, Mark Knopfler, Eric Clapton, Phil Collins... ¿cuantos más nombres vamos a copiar y poner aquí?
XikuFrancesc
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