últimamente cuando vamos al cine, me da la impresión de ya entrar cada vez mas en el mundo tan bien descrito por Platón (con sus tantos detalles y lujos que se podía permitir en su época), de esa caverna donde vamos a creer y extremecer por todo lo que nos pasa por la gran pared; sombras, reflejos y luces que se mueven misteriosamente en un solo plano,
será una sensación muy divertida (por cierto en unas horas y bien renumeradas), vivir fantásticamente con las sombras; ahí nuestra mente rompe con el ritmo habitual de cada día, que siempre tanto nos quejamos, y quizás da paso a lo que muchas veces hemos podido soñar y desear de mil maneras (¿para buscar otra verdad?),
¿pero por qué del cine nos quejamos ahora?, pareciera que realmente hemos llegado a tal límite, donde esa caverna con sus fantasias e historias que siempre nos quiere sorprender, no fuese suficiente o pierde prontamente sus efectos; tanto la ilusión de ir de nuevo para pasar asi un rato agradable como lo ha sido hasta ahora, al abuso de ir bajo cualquier pretexto y aun con mala calidad, como para salir no peor sino con excaso sabor y sencillas sensaciones del filme barato, que solo quiere y busca sus prontas ganancias, máxima publicidad y algún otro que efecto colateral para irónicamente justificar su sin razón de ser,
luego aparte también es cierto y me pregunto cuantas películas mínimamente buena recordamos de todas las que hemos contemplado hasta la fecha, pues seguro que mas de uno se sorprenderá cuando haciendo su propia lista, o mejor dicho repasando imágenes nos encontremos con escenas, fragmentos y argumentos, que los hemos pasado sin valorar, ni parar para pensar su claro mensaje, evidencia que resume todo su trabajo,
¿realmente queremos ver cierta luz fuera de la caverna?,
Francesc
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