sábado, 3 de octubre de 2015

Cinco días sin audífonos, o como no morir en el intento de comunicar y dialogar.

   En los siguientes párrafos trataré de exponer las experiencias y ocurrencias mas interesantes que me he visto “obligado” a experimentar después de tantos años con audífonos pero sin ningún día fuera de servicio o sin alcance de ellos.

Finalizando este loco verano caluroso en medio del cribe y sabiendo que estos estaban milagrosamente funcionando bien, decidí dar el paso por adelantado en supervisar y realizar el servicio mantenimiento mucho antes de que fuera tarde o alguna otra necesidad mayor.

    Siendo estipulado o programado para que su ausencia fuera solo para tres días, al final fueron seis “largos” días en donde ha sido interesante, gratas y amenas ocurrencias gracias a lo que parece es algo pasivo pero finalmente muy activo como para influir en la personalidad de uno.



Lunes (28 septiembre 2015).

   Oficialmente hoy ha sido mi primer día en el que he pasado completamente la jornada laboral sin un solo audífono. Ha sido un poco sorpresa con agradable experiencia ver como reaccionaban todos cuando les confirmaba que no tenía nada que escucharles pero si atenderles.

   Estos audífonos están en servicio de mantenimiento, o sea limpieza de humedad y quien sabe que cosas mas pueden encontrar dentro, incluso enviados por mensajería hasta otra ciudad lejana para realizar el minucioso trabajo de forma mas segura.

   Entre otras consideraciones y sobre la reacción que han tenido varias personas al descubrir o comprender lo que significaba estar sin oír nada, puedo resumir tristemente el gran balance o mejor dicho la gran diferencia justamente por género, algo que ni remotamente lo había planteado (no quería anticipar ni adelantar conclusiones pero como siempre la realidad supera y asombra a todos los niveles) : Ellas siempre fueron mas accesibles, empáticas y consecuentes sobre lo que esto significa.

   En cambio ellos han sido de principio a fin un reto enorme es ver que nada pasa, nada cambia y no se si también nada cambiará. Algo que deja un poco intrigado.

   ¿Y mañana? Pues mas de lo mismo, lo mejor de vivir en una isla es que todos mas o menos ya nos conocemos, y conociendo el protocolo ya establecido es difícil cambiar para quien ya sabe como y por donde se debe comunicar.



Martes (29 septiembre 2015).

   En el segundo día las cosas comenzaron a complicarse, ya es martes y hay cosas que hacer, comienzan los primeros gritos y los mandatos para que los proyectos dejen de ser tinta sobre papel y pasen a la realidad. Ya se pierde un poco las formas y se necesita transmitir los comunicados casi de forma imperativa, se recrudece las voluntades y se debe ir a las acciones.

   Cuando se está así un poco mas nervioso o excitado y sabiendo que la comunicación es un poco mas dificultosa proceden a la técnica mas viable y accesible, hablar de cara a cara y vocalizar mucho mejor. Ir al grano y dejar el mensaje mas claro posible.


Miércoles (30 septiembre 2015).

   El cambio, la crisis, la decisión y la determinación. Estoy sordo, estoy sin audífonos, trabajo como mejor puedo, presto atención a todos y en todo, colaboro, ayudo y organizo de la mejor forma posible para llevar adelante todas las operaciones de forma mas natural y neutral que pueda ser.

   No me importa los pretextos, los juicios y las pretensiones, estoy solo para hacer lo que se debe hacer y bien, que nada ni nadie se salga perjudicado o incapacitado por ninguna determinación.

    Ante una decisión así que supuestamente es personal, se iba a notar no muy tarde que los demás lo iban a percibir de forma inmediata, incluso sin esperar mas días.

    (El tercer día fue cuando ya reaccioné un poco mas, el poder y sobre todo la capacidad real pero muy real de ignorar cosas es muy fuerte, mejor dicho muy interesante. Y lo mejor de todo es que ni perdón debo pedir a nadie pues a las vistas claras que no tengo audífono y no me lo diga de forma muy pero muy clara no me voy a enterar de nada.

    En base de esto fue cuando comencé a moverme más libremente, como quien de verdad anda por su casa porque siendo así la isla de reducida e interesante, no hay pérdida, no hay escapatoria y no hay tampoco pretextos para otras banales excusas.)


Jueves (1 octubre 2015).

    Dentro la costumbre ya de que estamos sin nada, comienza a tener siempre mayor relevancia los factores secundarios, escuchar musica por dentro, preguntar cuando terminan de reparar o dar el servicio, saber si siempre llegará antes del fin de semana. Considerar la actitud que se esta tomando en consecuencia de todo esto.

    La cabeza y sus múltiples funcionalidades sensoriales buscan y retan a los demás organismos en como coordinar y como compensar la suplencia, incluso por el esfuerzo del otro. Lo que a la vez lleva al agotamiento y búsqueda de nuevas pausas, nuevos descansos.

    (El cuarto día lo puedo destacar si por la insistencia del oído y cerebro en realizar ciertos sonidos internos. Habituado que estaba siempre en escuchar al menos algo, o sobre todo el placer de disfrutar alguna música pero sin ruido y ni mucho menos un entorno que desfavorezca el buen sonido, mis ánimos me hace buscar el rincón o sitio donde podría disfrutar del mismo pero de forma natural.

    Al parecer hay unas horas en el día que coincidiendo con el agotamiento laboral o pausas para comer pues el cuerpo reacciona, suena música, se crean instancias, o instantes en que crees que estás haciendo algo, o incluso como un suspiro en donde quiere salir del letargo. Ahí en donde el cuerpo produce sus sonidos internos y asimila o crea sus propias sinfonías).


Viernes (2 octubre 2015).

    La super anécdota en donde de forma tan determinada reclaman que recupere los aparatos, pero no solamente para que escuche y demás, no es eso solamente, sino que mas bien para que haga mas caso a lo que me dicen o tratan de decirme. La risa es inevitable, la sonrisa es eterna y la ironía es bien socarrona. No gracias pues estoy muy bien y puedo vivir así con esta sugerente sutileza de saber que si y que no debo hacer.

    A las 18:00h llegan por mensajería los audífonos, llega la cuenta atrás sobre el tiempo final que iba a estar sin escuchar nada. Confirmo que siempre mejor escuchar algo de buena música que cualquier otra cosa. La realidad es decepcionante : clima, generador del aire acondicionado, calle, coches, nevera, computadoras, otras maquinas, motos… todo un incesante mundo ruidoso que no es ni homologado ni tolerado, se sobrepasa fácilmente el nivel aceptable o tolerable.

    Mi pregunta irreversible es : ¿conectarme para sentirme así presionado? ¿Cansar el cerebro con datos y metadatos de sonidos que realmente

    El último dato que me interesa relevar y sobre todo confirmar es como puedo vivir mucho mas relajado sin la eterna preocupación de cuidar unos audífonos que por la ubicación en donde resido es de cuidado, la humedad. Nivel tan alto durante todo el año que acorta la vida del mismo hasta la mitad de vivir fuera de la zona caribeña, y eso sale caro, muy caro.

    Vivir sin preocuparse, vivir sin miedo a mojarse por la lluvia, e incluso moverse de forma mas natural y neutral por no tener que vigilar que algún movimiento o golpe afecte a tan alta tecnología en los oídos es un relajo.


Conclusiones :

    Añoro mas la música que la voz, la voz la puedes reemplazar mucho en texto u otro tipo de mensajes, pues incluso en el escrito queda mejorado y constatado que quieres decir realmente, o mejor dicho que tratan de decirte realmente y sin las consabidas de segundas indirectas.

   Incluso rematando un poco mas, después de la música se añora mas la propia voz que las voces de los demás. Descubres así como hablas, en que tono lo haces, como domesticas tu habla, que tono empleas, con que fuerza, que intensidad aplicas siempre cuando tratas de explicar algo.

Y detrás de todo esto está tu personalidad, que no es poco.

   ¿Probaron alguna estar solo cinco minutos o una hora con los oídos bien tapados sin escuchar absolutamente nada de nada? Les invito…

Francesc

jueves, 1 de octubre de 2015

Como decíamos ayer, hagamos un dictado para ver como escribimos.

   El tema de que Francia considere regresar a la educación clásica es en cierta parte, por no decir en gran parte, todo un éxito. ¿Éxito sobre el fracaso del progreso o mejoras educativas que olvidaba ciertos principios elementales?

   ¿No que siempre se dice que cierta disciplina educativa es a la larga lo mejor para tener una base o conciencia moral, ética y social?

   Se plantean así pues muchas preguntas, pero lo que queda bastante claro se refiere en que ciertos progresos no justifican nunca otros ciertos retrasos, incluso en el peor de los casos cierta solvencia de realizar o resolver los problemas que realmente no se resuelven bajo el pretexto que se quiera dar o amparar.

   No quiero con esto ni mencionar el enorme problema que hay en México sobre las faltas de ortografía, que luego la fonética no ayuda realmente en mucho, mas bien nada de nada, para escribir de forma correcta. Alcanzo incluso un nivel que me he preguntado muchas veces si realmente estaban hablando en algo similar al español o castellano, si es que se llama así.

   Para terminar, de estas decisiones que regresar a la educación clásica quiero ver si realmente se implementa o como puede todavía ser menospreciado, insultado, avergonzado e infravalorado por ser algo que no quiere ser admitido. Pero no se si realmente pensar que esto fue un "dejà vu" o es solo una cosa pasajera que difícilmente pueda aplicarse ni proseguir.

Francesc