FERRAN BELDA
No siendo de la protectora de animales y abominando de los que alimentan gatos callejeros, así en la ciudad, como en los muelles del Grao, he de reconocer que estoy conmocionado. La muerte a tiros de un chimpancé, Coco, que se había escapado del zoológico de Valencia con su pareja, Mirinda, y sus cuatro hijos, Chispi (1987), Kate (1991), Pascualín y una cría todavía innominada (nació el 27 de marzo), me ha dejado impresionado. Que como única solución para abortar una fuga de primates en peligro de extinción los cuidadores de esta casa de fieras que es el parque zoológico del cap i casal tengan que recurrir a la Policía Nacional demuestra la falta de medios con la que trabajan y, al mismo tiempo, dice muy poco en favor de una ciudad que ha hecho de la exhibición de especies animales en cautividad -Vestigio decimonónico que el PP ha puesto al día en L´Oceanogràfic y el Parque de Cabecera, con su prolongación política en Terra Natura- uno de sus principales atractivos turísticos. Pero es que, además, el suceso está cargado de dramatismo. Coco, háganse cuenta de que no es mono, fue abatido en presencia de su esposa y de sus retoños, uno de ellos de apenas dos semanas. Y no por agredir a un visitante, sino por encabezar una evasión que sólo perseguía poner fin a un largo e inmerecido cautiverio. Los portavoces del zoo alegaron ayer, a guisa de justificación, que se aclamaron a los GEO porque Coco presentaba un comportamiento agresivo. Y quién no estaría un poco atacadito en sus circunstancias. O en las de King Kong, un pariente de Coco a quien también se le terminan hinchando sus achatadas narices con tanta reja y tanta leche, y no por ello dejamos de compadecernos de su suerte. Quién que hubiera sido arrancado de su entorno natural y trasladado, cubierto de grilletes, a un lugar desconocido y hostil no habría actuado como Coco. Es que era reincidente, apostilla la nota oficial. La primera obligación de un preso es fugarse. Y Coco era un Papillon simiesco. Un chimpancé de leyenda. Y un ejemplo como padre. Algo así como El Lute del planeta de los simios.
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fuente : www.levante-emv.es
Francesc
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