imaginen la situación, vivienda y calle inundada hasta mas de las rodillas, 48 horas internados en casa mis suegros mientras pasa el huracán Wilma, aburridos y sobre todo desesperados, agobiados y estresados de ver que no acababa nada,
entonces después de estudiar y hablar si convenía o no salir al refugio, por motivos de seguridad, comodidad e higiene para Meri, decidimos a riesgo que aún era por descubrir, salir de casa, trasladarnos al refugio donde por lógica debería estar mejor comunicado, con mayores recursos, y sobre todo mayor control a lo que se pudiera presentar,
tomas dos mantas para cubrir a Meri por todo su cuerpo, ella pronto se da cuenta de la situación, todos la miramos con expectación, los abuelos preocupados y considerando si era factible nuestra idea, Julia con las bolsas rellena de ropa (la que se pudo salvar bien seca), leche en polvo, pañales, toallas húmedas y mas cosas que nos harían falta para mantener bien sana y fresca a la niña,
bien, en el camino mientras nos desplazábamos, asustándonos aun de algunos pequeños golpes de viento de la cola del huracán, lluvia tonta desperdigada y mucha pero mucha cautela en ver donde pones los pies para no tocar vidrios rotos, maderas con clavos, láminas sueltas resbalosas, y sobre todo cables, de todo tipo y no sabes que corriente o contacto te puede electrocutar, asumes que no quieres que se te escape nada, ningún detalle mientras avanzas y progresas en camino en busca de una mejor condición,
bien pues, cuando ya estábamos al lado del gran supermercado, en la recta final para girar en una esquina y entrar al refugio, me percaté del ritmo y canto que venía acompañando desde que salimos de casa, 'tum tum, tum tum, bum bum, tum tum, bum bum...',
Meri no podía ver nada, estaba completamente aun rodeada de primero de su cuerpo con una sábana redoblada, y la parte superior (cabeza y hombros) con su propia manta rosada, suave y perfecta para dormir, me imagino que ella entró en su mundo pero en todo momento escuchando lo que decía y trataba de decir, para nosotros tres llegar lo antes posible al refugio,
los comentarios, el tono, el ritmo, el aire, y finalmente el canto era su mundo, 'tum tum, tum tum, bum bum bum, tum tum, bum bum bum...',
son muchas las cosas que quieres controlar, aprendes y te das cuenta que no todo lo dominas, ni naturaleza ni tu naturaleza, en un intento de no llegar a ninguna desesperación en ese momento clave, quizás haces y recurres a cosas totalmente inconsciente, imprescindibles, necesarias e indescriptibles,
cuando recuerdas ese detalle, ese momento donde descubres a tu propia hija cantando bajo esas circunstancias, simplemente te sale otra vez el canto, no una canción sino solo el ritmo, redundante, contundente, importante y sobre todo quizás, muy profundo,
ahora te pones a llorar, simplemente,
Francesc
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